Un día, Napoleón decidió abrir una cadena de pizzerías. Cuando lo entrevistaron, le preguntaron sobre su especialidad. Dijo: «¡La pizza Margarita es la clave, porque a mí siempre me ha gustado conquistar corazones, pero también estómagos!». Sin embargo, tuvo que cerrar. Nadie quería una pizza que siempre intentaba expandirse más allá de la bandeja.