¿Por qué los poliglotas nunca tienen problemas de amor? Porque siempre encuentran «la lengua» universal para sus sentimientos. Pero cuando discuten, el problema es que lo hacen en diferentes idiomas y el caos es incluso más confuso. Es como ver a un italiano y un alemán peleando por una pizza: nadie sabe quién ganó, pero al menos la pizza está segura.