Un hombre muy supersticioso iba caminando y vio una escalera. Decidió rodearla, obviamente. De repente, un gato negro cruzó su camino, así que dio media vuelta. Caminando hacia atrás, se tropezó con un espejo. Al romperse, pensó: «¡Siete años de mala suerte!» Entonces, con un suspiro, dijo: “Bueno, al menos ya estoy preparado para los próximos partidos de mi equipo.”