¿Por qué las relaciones son como una llamada telefónica? Porque al principio entras con entusiasmo, escuchas con atención y todo es muy emocionante… hasta que se corta la señal y ya nadie entiende nada de lo que dice el otro. ¡Y cuando cuelgas, te das cuenta de que levantas la ceja y te preguntas: «¿Qué acabo de aceptar?»!