¿Por qué los músicos siempre se llevan bien con los matemáticos? Porque ambos saben que sin «compás» y «ritmo» no hay manera de llegar a una solución armónica. Aunque a veces el trombonista se pasa de afinado, su teoría del «big flat» deja a todos calculando el tono adecuado mientras el baterista intenta ponerle punto y seguido a un solo continuo. ¡Eso sí es una jam ecuación!