Un empleado llega tarde al trabajo y el jefe le pregunta: «¿Por qué llegas tarde?». El empleado responde: «Disculpe, jefe, me quedé dormido y en mi sueño estaba trabajando tan duro que no quise despertarme.» El jefe, confundido, pregunta: «¿Y eso qué tiene que ver con llegar tarde?». A lo que el empleado responde: «Bueno, jefe, necesitaba ocho horas de sueño para completar la jornada laboral… aunque fuera en mi cabeza.»