Un hombre superticioso va caminando y ve una escalera. Decide dar un rodeo para no pasar por debajo y, al hacerlo, tropieza con un gato negro que cruzaba. Se levanta riéndose y dice: «¡Menos mal que no pasé por debajo de la escalera, la pata de conejo seguro amortiguó la caída!» El gato lo mira y maúlla: «Creo que tú necesitas un trébol de cuatro hojas urgentemente».