Un ordenador le pregunta a otro: «¿Por qué siempre estás tan tranquilo?» El otro responde: «Porque tengo un procesador de emociones… digitales. Solo me pongo nervioso cuando alguien me pide que reinicie Windows sin perder datos.»
Un ordenador le pregunta a otro: «¿Por qué siempre estás tan tranquilo?» El otro responde: «Porque tengo un procesador de emociones… digitales. Solo me pongo nervioso cuando alguien me pide que reinicie Windows sin perder datos.»