En un vuelo muy largo, el capitán anuncia: «Estimados pasajeros, les habla el capitán, estamos volando a 30,000 pies, el tiempo es despejado y… ¡Ay caramba! ¡Ay ay ay!» Se hace un silencio mortal. El capitán vuelve: «Disculpen, tropecé con un café. Por suerte no fue mi piloto automático quien tropezó, ¡sigan disfrutando del vuelo!»