Una sinfonía de amor y calcetines perdidos

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Un piano y un violín discuten sobre quién es más romántico. El piano dice: «Yo seduzco con cada tecla». El violín responde: «Yo pongo a vibrar el ambiente». Desde el fondo, la batería grita: «¡Déjenme ser el ritmo del amor!». Y así, los tres se unieron en una sinfonía donde el único instrumento que faltaba era el silencio, que siempre aparece a la mañana siguiente cuando alguien pregunta: «¿Dónde quedó mi otra media?».